Por: Matías Olivero Vila (Presidente de Lógica Argentina)
Las principales conclusiones de una competencia que nadie debería estar orgullo de ganar
Supongamos que se corre un triatlón entre todos los países del mundo para saber quiénes de ellos califican peor en tres pruebas: impuestos, riesgo país e inflación. Son las vías (el riesgo país, representativo del endeudamiento) con las que los países financian el gasto público. Las naturales son las dos primeras, dado que financiarse con emisión monetaria es un recurso no institucional, pero de facto funciona como una tercera. Veamos qué resulta de este triatlón.
Algunas aclaraciones previas:
1 – Para impuestos se tomó la investigación “Doing Business 2020″ del Banco Mundial (en vías de ser reeditada como “Business Ready”), la última medición que analiza la carga fiscal en el sector formal o “en blanco” de 190 países. Utiliza como método el caso testigo de una pyme con ciertas asunciones (por ejemplo, margen bruto de ventas del 20%) sujeto al sistema tributario de cada país. El 106% que le da a Argentina implica que las utilidades (denominador) no alcanzan para pagar todos los impuestos (numerador). Para medir los impuestos no debe tomarse la presión fiscal general (recaudación total de impuestos dividido el PBI, es decir bienes del sector formal e informal) por estar licuada o “contaminada” por la informalidad, dado que cuanto más altos son los impuestos, mayor es la evasión.
2 – Para riesgo país se toma como base el conocido índice EMBI de JP Morgan, que mide el riesgo de incobrabilidad en los 71 países considerados emergentes, con datos a principios de mayo.
3 – Para inflación se toman los datos del FMI, cuya última actualización es de enero de este año.
4 – Se excluyeron países con población inferior a un millón de habitantes (Comoros, Palau, etc).
5 – Para el cómputo de la tabla general del “triatlón” hemos asignado 10 puntos al que figura primero en cada tabla, luego 1 punto menos para cada posición hasta llegar a 1 punto para el décimo.
Del análisis de las tres tablas surgen los siguientes datos
1) Venezuela y Argentina son los únicos países del mundo que figuran en el “top ten” de las tres tablas.
2) Ambos países son campeones en uno de los índices (Venezuela en inflación, Argentina en impuestos) y están en el podio en otro índice (Venezuela en riesgo país, Argentina en inflación).
3) Solamente dos países figuran en dos tablas (riesgo país e inflación): Ghana y Etiopía. Ninguno de ambos figura en los primeros 5 puestos. Todos los demás países figuran en una sola de las tablas.
4) En la tabla general del “triatlón” figuran Venezuela como campeón (24 puntos) y Argentina como subcampeón (19 puntos). Con 10 puntos figura Libano; con 9 puntos, Eritrea, Bolivia y Zimbabue; con 8 puntos, Zambia y Ghana; y con 7 puntos, Guinea Ecuatorial, Sri Lanka y Sudán.
Venezuela y Argentina son los únicos países del mundo que figuran en el “top ten” de las tres tablas.
De lo anterior surgen las siguientes reflexiones y conclusiones:
1 – Argentina está mucho más cerca de Venezuela que del resto de los países que nos siguen. Se toma con naturalidad que, cuando se realizan comparaciones sobre cuestiones económicas a nivel regional o mundial, Venezuela no aparezca en los mapas o cuadros. El respectivo asterisco suele decir “se excluye a Venezuela”. Se lo considera un “país caído del mapa”.
2 – Pero Argentina todavía no es Venezuela ni califica en tal categoría. Con todos nuestros graves problemas, se mantienen ciertos niveles de institucionalidad, el éxodo de la gente ha sido relevante pero no masivo; y nos encontramos en un contexto internacional donde los recursos naturales y humanos de Argentina, si son bien aprovechados, podrían explotar positivamente.
3 – Esos índices de las tres turbinas del gasto público componen la alarma de ciclo cumplido, un sistema exprimido y agotado luego de dos décadas (incluyendo el ciclo político anterior) que le ha sacado a los argentinos mucho más de lo que (no) le ha dado, en especial cuando se compara con la evolución que han tenido los países de la región.
Argentina está mucho más cerca de Venezuela que del resto de los países que nos siguen
4 – El resultado es el actual 39% de pobreza y la caída de casi 11 puntos en el PBI per capita durante la última década. Argentina figura en el top ten (otro más) del índice Anual de Miseria de Hanke de 2022 (HAMI, por sus siglas en inglés), apareciendo en el sexto lugar mundial, detrás de Zimbabue, Venezuela, Siria, Líbano y Sudán y por delante de Yemen, Ucrania y Cuba.
5 – Esta triple alarma antes del abismo debe tomarse como el hito para concientizarnos que este es el momento del cambio. La evidencia de las peores condiciones son la mejor oportunidad para ello.
6 – Este sistema pudo subsistir sólo vía el ocultamiento de esta realidad a todos los argentinos. En especial en materia impositiva, los tributos más altos del mundo se esconden detrás de un IVA que no se discrimina al consumidor final y de impuestos al consumo que se disfrazan en cabeza del vendedor para luego ser naturalmente trasladados a los ciudadanos. Por otro lado, en general, la sociedad ha venido tomando la inflación y el endeudamiento como problemas autónomos, sin advertir la directa conexión con el gasto público. La falta de conciencia fiscal conllevó a la falta de involucramiento, la que a su vez generó falta de exigencia a las autoridades y de supervisión en el gasto público. La falta de cultura fiscal ha sido la causa del desmadre del gasto público.
Ciertos partidos sostienen que primero sólo debe bajarse la inflación y el déficit para recién entonces ocuparse de poner razonabilidad en los impuestos. Un déjà vu del gradualismo
7 – Pero hoy nos enfrentamos a una realidad distinta. Nunca como hoy los impuestos y la inflación han estado tan presentes en los medios, en las reuniones y conversaciones cotidianas. Y hasta de las Leliqs se comenta en ámbitos no financieros como algo que, al nivel actual, es negativo para los ciudadanos. Todavía falta mucho para que los argentinos nos concienticemos de cómo este sistema fiscal nos afecta directamente en nuestro día a día. Pero comienza a advertirse un ambiente propicio para que la preocupación pase a la acción.
8 – Los tres índices componen el termómetro del nivel de descontrol del gasto público (en sus tres niveles) en que Argentina se ha sumido en las últimas dos décadas, llegando a rondar entre el 42% y 47% durante el período 2018 a 2022. Nadie decide bajar la temperatura poniendo hielo en el mercurio. Sólo aplicando lógica en el gasto público es que los tres índices podrán normalizarse.
9 – Equipos técnicos de ciertos partidos políticos sostienen que primero sólo debe bajarse la inflación y el déficit para, una vez que lleguen a un nivel aceptable, recién entonces ocuparse de poner razonabilidad en los impuestos. Un déjà vu del gradualismo. Esa decisión, consintiendo los impuestos más altos del mundo, hará que los 46 millones de argentinos, especialmente los 18 millones en situación de pobreza, sigan comprando un producto para sí mismos y otro para el Estado, que sigan siendo inviables las inversiones en el sector formal de la economía (en el ciclo político anterior la “lluvia de inversiones” se secó por los impuestos) y que no se puedan bajar los actuales inaceptables niveles de evasión, generada naturalmente por tener los impuestos más altos.
10 – Más pronto que tarde, sólo con un plan integral de gastos e impuestos lógicos nos convertiremos en un país lógico.
Publicado en Infobae (17/07/2023)